Quitando idealismos pasados, dándo valor a la verdad, recordando que uno es muchas cosas y una empieza a no necesitar que la reafirmen.
No cambia quién eres por la mirada del otro, nos identificamos con sus ojos pero somos quién sentimos ser.
La no pertenencia regresa y visita, saludándola se va.
Sonriendo por estar viva y viviendo.
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