sábado, 17 de mayo de 2014

Tren.

Treneando por India, una entiende su fama.

Sentada en un milímetro de suelo con mochila en trasero, sé que tengo toda la noche para contemplar "ésto" aun por identificar (no voy a ser yo la que se duerma entre sólo hombres y miradas dirigidas).

Es como un acertijo de los que me gustan pero sin normas ni pistas bien dadas. Entran hombres y niños, niños y hombres, hombres y niños y encuentran espacio! Se tocan, se rozan, se encajan, rodillas de unos son cojines de otros, espaldas de aquellos son reposa pies de éstos. Sin conocerse, sin hablarse, se ceden turnos con gestos, comparten maderas con abrazos. Allí dónde va el equipaje, salen cuatro piernas y el suelo del vagón desaparece para convertirse en humana alfombra. Esta noche son todos una família! (Hasta veo ratones sacando morros entre minúsculos huecos de pelas de cacahuetes). Todos somos la misma cosa, todos vamos al mismo lugar.

Hay tanta precariedad aceptada que aun la pienso... son compasivos por no tener nada o no tener nada les vuelve compasivos?
Aun lo pienso... aun no... sé.

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