Que ya van algunos que comentan mis tan claros escritos, aquellos que he escrito para mí, veo, demasiado tiempo.
Se que habéis empezado a leer muchas veces mis entradas y pfff, ya vuelve a estar con sus movidas. Y se también que escucho autoblog y me enfado aunque lo sea.
Ahí va un día de mi viaje para los que soplais.
Mi día de hoy empieza...mmm...ayer o antes de ayer porque no ubico la noche.
Ante ayer desperté en tienda de campaña, en una isla preciosa de la que ya os he hablado, blabla, entre polvo terrestre, arena de playa, arañitas, hormiguitas y fauna, vamos! Mientras, escucho gritos estridentes de la mujer del glamuroso resort para asustar a la gran manada de monos siguiendo a uno para "recolectar" cosas pensando que no había monos en la costa.
Total, mochila en espalda que no en mano, bajadas y subidas que no caminos, barquilla que no velero y en busca de un bar con wifi para ver dónde iva exactamente ayer al comprar el tiquet para Bangkok.
Tiempo, cosas, bus, viajeros, paradas, comidas, carretera, nuevo bus, viajeros, noche, mantas, dolor de espalda, frío, carretera, parada, baño, dormir?, manta, espacio?, viajeros, bus, noche y... rápido rápido hemos llegado! Supongo que se puede imaginar cúanto tarda en vaciarse un bus de zombis a las 6h de la mañana; yo no...un minuto y ya no había bus.
Caminamos cuatro matados despertando después de ver a tantos otros desvanecer. Uno tiene un hotel reservado y yo cojo tren por la noche. Vamos para allá descubriendo al paso lo lejos que está. De camino, muchos contrastes. Desde calles que pierden la luz por su marrón cargadas de escombros, gatos, comida en recipientes reutilizados y mil tipos de plásticos, hasta futurísticos metros con puertas en andenes donde huele a negocio y no hay nadie con cabellos fuera de lugar. También veo rascacielos intrigantes y ancianos con bellas tailandesas.Cuando ya somos piscina en lugar de personas, por el calor y... qué era? A sí! las mochilas, no se puede entrar aún en la habitación. Peró!!! Hay una zona, ojo al dato, chill in en la segunda planta donde podemos esperar. Quién merece una no habitación? Debo reconocer que mientras criticabamos al hotel por cerrarnos puerta, aflojamos sutilmente las voces al ver el espacio que sólo tenía billar, ordenadores, baño, cocina con café, te o chocolate gratis, sofá, pantallón con su dvd y sus dvd's para turistas... y me faltó poco para llamar con el también existente teléfono a recepción para anular la habitación y quedarme allí, aunque no fuera ni mía.
Transcurrió el día a base de duchas, lectura, risas, balcones, música, andar para comer, andar para regresar, lectura, risas, balcones, música y andar rápido para no perder el tren.
Pues bien, otro juego de imaginación, cuánto tarda un vagón de apareados asientos en convertirse en habitación con apareadas literas? Eso es, nada.
Ya en cama de arriba, me venden arroz con huevo frito y picante por un euro al cambio en bandejita, leo, escucho la compañia, leo y me duermo. Amanezco ya hoy? Cuando vuelve a ser vagón de asientos (menos mi litera) y con tiempo justo para abrir ojos, lavar dientes y rostro, y última parada.
Ya en puertas de Laos. Paseo por esta ciudad sin nombre viendo más mercados y negocios. Pasillos de jengibre y frutos secos, otros para taparse nariz, ropa preciosa entre pescado, arroz en forma de algas y siguen las caras sonrientes. Aquí no hay inglés pero tampoco gesticulación parecida. Les dices dónde con los ojos y te responden afirmativo, mapa en mando preguntas por lugares y te dan las gracias; pero sí, somos la misma persona. Desviven su cotidianeidad para mostrártela; dejandote probar sabores que una nunca imaginó y texturas de telearaña en forma de nido.
Duermo en cama, hoy si, acompañada de mi amiga escarabaja que nunca dejó de crecer. Y aturada en éste pensamiento, en por qué una teme más al animal entre paredes que en tienda... quizá porque éstas humanizan... adormezco.