E aquí nuevamente en el cielo, en este mágico invento del hombre; el que te permite recortar distancia, estar cerca, descubrir el agua caliente y fría del oceano.
(llevo conmigo la gratitud que me enseñasteis, gracias)
(me acompañan ojos azules con fe y manos orando por mi y quien quiero, gracias)
Me toca afrontar y confiar; me tocará también aprender del miedo y quererlo, sin condiciones, como a él y como a ellos.
Camboya me ha dejado con ganas. No han sido pocos días pero sí insuficientes.
Tengo el sentimiento de anhelo; con gusto y sin relojero (aunque ésto es buena señal).
Seam Reap y Ankor; sus paseos, su inmensidad, su aroma, su silencio, su compañía.
Gracias Camboya por enamorarme; gracias, gracias, gracias.
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