viernes, 11 de abril de 2014

Un paso tras otro.

E aquí nuevamente en el cielo, en este mágico invento del hombre; el que te permite recortar distancia, estar cerca, descubrir el agua caliente y fría del oceano.

(llevo conmigo la gratitud que me enseñasteis, gracias)
(me acompañan ojos azules con fe y manos orando por mi y quien quiero, gracias)

Me toca afrontar y confiar; me tocará también aprender del miedo y quererlo, sin condiciones, como a él y como a ellos.

Camboya me ha dejado con ganas. No han sido pocos días pero sí insuficientes.
Tengo el sentimiento de anhelo; con gusto y sin relojero (aunque ésto es buena señal).

Seam Reap y Ankor; sus paseos, su inmensidad,  su aroma, su silencio, su compañía.

Gracias Camboya por enamorarme; gracias, gracias, gracias.

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