jueves, 20 de marzo de 2014

Farolillos hechos a medida.

Port aventureando por Hoi an, parada obligatoria vietnamita; pueblo quimérico al lado del mar.
Conocido por su transitado puerto antaño, su mezclada arquitectura local y foránea, y su actual artesanía y sastrería (trajeados a medida a irrisorios precios).
Visité el tan añorado sol y su respectiva playa, pueblo vecino ecológico de arena de mar, infinitas tiendas que te recuerdan no poder cargar y paseos en bici de horizonte.
Sólo queda la noche, aquella que se transforma en escenario de luces y deseos en vela por su legendario río. 
Una fantasía; turística, sí. Un adorable bálsamo para un proyectar.

1 comentario:

  1. IMPRESIONANTE LA EXPERIENCIA Q ESTAS VIVIENDO ....INCREIBLES LAS FOTOS......BESO Y ABRAZO MUY FUERTE iRINA

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