En capital de Vietnam, más motos que personas, más desigualdad que pobreza; tengo casa, comparto con ellos, les despido a Japón y recibo mi nuevo juguete.
Días de museos, de intentar comprender, cercana a ella, cambiando la piel. Quebrada al desenmascarar otra existente realidad; aquella que daña al hermano.
Leo, vivo y pregunto, no hay indoloro entendimiento; qué razones convencen la intención, aquella que te mira a los ojos.
No sabía si vivir por conocer o dar espalda por no alimentar... pero con alma descosida y agrio estómago, asumo nuestra condición y ésta parte también de nuestra historia.
Noto su densidad, tantos años de guerra quedaron esparcidos por el aire.
domingo, 23 de marzo de 2014
Serpientes en licores, Saigon.
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