Me han pedido anécdotas y hoy quiero contar una historia.
Guardé hace ya casi dos meses mi preciada libreta en una cabaña de bamboo, en una remota isla de Bali. Dos días más tarde, después de haber recorrido largos kilómetros de mar, desperté sabiendo que la había olvidado. Mi sueño recordaba el espejo y su parte trasera donde yacía ésta, sin ser más escrita.
Respiré varias veces; no era cara pero tenía mucho valor. Busqué caminos y alternativas mentales, proyecté su imagen en mis manos e imaginé tantas veces aquel espejo!
Cuando ya sólo lloraba en silencio y aceptaba su abandono, una luz en forma de amigo me contó que conoció una chica que creía estar de camino. Le escribimos pidiéndole favor y después de vários mensajes situándola, no lo pude creer!!! estaba justamente en mi habitación!!! Pedí corriendo por el escondite y sin casi acabar de escribir, tenía mi libreta en mano!!! Incrédula y emocionada, agradecí el casi milagro. Cómo existió tanta casualidad?
A los días recibí consecutivos agitados mensajes donde la chica informaba su final de viaje, seguía preguntando qué hacer con la libreta, informaba estar en el taxi, en el aeropuerto, preguntaba nuevamente qué hacer y, frente a una no respuesta por falta de internet por mi parte, informaba estar en el avión camino Alemania.
Con todo, la libreta no está conmigo pero tiene vida y conozco su paradero.
Hay veces que no valen las dependencias y debes agradecer conocer para aceptar y dejar volar; todo nos fue prestado. Algún día nos reencontraremos y sonreiré al recordar lo vivido en ella en un ya pasado tiempo.
Vivo hace casi dos meses sin sus páginas y requiero de otras que me convenzan. No quiero una banalidad ni una substitución; quiero encontrar una libreta que lleve mi nombre, me voy diciendo.
Esta segunda lección da la mano a la impaciencia. Hoy el reloj me ha enseñado que se debe saber esperar. Ya son muchas las tiendas las que he visto, las miradas impacientes de aquellos que aguantan mi indecisión, los momentos que he regateado precios para dar paso atrás.
Es cierto que todo sirve para escribir pero hay líneas en páginas que no inspiran, portadas demasiado duras, tamaños demasiado grandes o diseños demasiado pobres.
Es importante respirar y confiar, pero también saber qué buscas y tener ganas de hacerlo.
No hay imagen, inexistente idealismo, sólo el deseo de encontrar aquello que deseo mirar, llevar entre manos.
Y al fin ya la he encontrado, ya está dentro mi mochila. Y no ha sido fácil entrar en la tienda (los vietnamitas rechazan el extranjero por no afrontar el no saber inglés), ni tampoco mi primera opción (entre manos he tenído diferentes modelos), ni tampoco me han dejado ver su interior (empaquetadas con plástico y ciega confianza)... pero en ella he escrito ya.
No sabía dónde pero sí que era el momento. No sabía cómo pero sí el modo. Cuando te enamoras lo sabes, cuando no te lo preguntas.
Y ahora páginas en blanco (que han resultado llevar preciosos dibujos dentro) para ser disfrutadas y vividas porque... queda aún toda una nueva historia que contar.
P.D. No es una metáfora.
Que fuerte! Tu libretaaaa!!! Estoy convencida que algún día sabrás de ella! jijijiji quien diría que no es una metáfora, genial post data! ajajaja eres muy grande cuca! Pues, yo la viví como tal... como una metáfora basada en echos reales. Encantada de leerte de nuevo.
ResponderEliminarP.D: con la cantidad de gente que lee tus palabras y nadie dice nada eh!! jajajajaja yauuuuu!!!!
Muas!