El cielo siguió estando gris pero aquello que nuestros ojos vieron no lo estuvo.
Topamos con una ciudad autóctona de mercados, arrozales y religión.
Sus templos saben a China, a pesar de ser budistas; Confucio da la mano a Buda, aún parecer independientes.
Hemos tenído que regatear, moderar y apaciguar por un taxi privado... pero no hemos desesperado.
Hemos sonreído, jugado y disfrutado en altas escaleras... y ha merecido la pena.
una cueva o un templo?
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