martes, 11 de marzo de 2014

Ninh Binh

El cielo siguió estando gris pero aquello que nuestros ojos vieron no lo estuvo.
Topamos con una ciudad autóctona de mercados, arrozales y religión.
Sus templos saben a China, a pesar de ser budistas; Confucio da la mano a Buda, aún parecer independientes.
Hemos tenído que regatear, moderar y apaciguar por un taxi privado... pero no hemos desesperado.
Hemos sonreído, jugado y disfrutado en altas escaleras... y ha merecido la pena.

Así quedó, vietnamita guerrillero, aquél congelado de dolor.
una cueva o un templo? 
en plena calle, con mucho amor.
No he resistido el proceso... me encanta espiar la pequeña cosa, la hermosa.

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